26 de diciembre de 2017

•Calidad del alimento en origen

La leche es un alimento de primera necesidad y, al igual que todo alimento, debe cumplir cuatro normas básicas: la sanidad (ser un producto limpio), la seguridad (ser un producto seguro), la protección (debe ser sano) y la salubridad (ser nutritivo). El cumplimiento de estas premisas se resume en lo que denominamos “Calidad de la Leche”.
Dentro del sector ganadero y veterinario este ámbito es de una importancia vital. Tanto es así que desde hace ya más de 30 años la “Calidad de la
Leche” constituye una especialidad propia de la actividad veterinaria mundial, dedicada al bovino lechero. En España, al igual que en otros países, los veterinarios buiatras se han especializado en “subespecialidades”, existiendo a día de hoy expertos que trabajan y dedican toda su ciencia y esfuerzo exclusivamente a la Calidad de Leche.

Objetivos generales dentro del marco de la Calidad de la Leche
La calidad de la leche engloba dos grandes grupos: la calidad físico-química o de composición y la calidad higiénico-sanitaria. La primera depende y varía en función de multitud de factores como la genética del individuo, la fase de lactación, la alimentación, la estacionalidad, etc. La calidad higiénico-sanitaria es la relacionada con su obtención, limpieza y con los riesgos para la salud pública.
Legalmente hay tres puntos radicales que regulan la calidad mínima de la leche:
1. Calidad bacteriológica: con un contenido no mayor a100.000 unidades formadoras de colonias/ml (UFC/ml)
2. Calidad sanitaria: con un contenido en células somáticas no mayor a 400.000 cél/ml
3. Ausencia de inhibidores por encima de los límites legales o LMR (límite máximo de residuos)
Si estos requisitos no se cumplen el ganadero no podrá vender la leche producida, debiendo deshacerse de ella por medio de procedimientos también legislados.
En consecuencia, esta legislación marca unos modos de trabajar que afectan a toda la granja y a toda la vida de la vaca. Hay que recordar que en la mayoría de las explotaciones estas cifras legales no son ningún objetivo sino el techo al que nunca deberemos acercarnos. Los valores objetivo (tabla1), son los que pretendemos conseguir con la aplicación de un programa de Calidad de la Leche adecuado. Los valores de intervención, son valores que encienden una luz de alarma.
Para alcanzar estos objetivos, los programas de mejora de la calidad de la leche incluyen una primera evaluación de los distintos factores de riesgo y de la situación de la explotación, el control de dichos factores, el establecimiento de las pautas de prevención, mejora y tratamiento adecuadas, así como la monitorización y control de los resultados de manera continua, estrecha e indefinida. El éxito de estos programas requiere un nivel de comunicación entre el ganadero y el veterinario muy bueno y mantenido en el tiempo.


1. Calidad bacteriológica de la leche y su control.
El objetivo que los profesionales del sector se fijan es mucho menor al límite legal (ver tabla 1).


La leche procedente de vacas sanas es prácticamente estéril contaminándose levemente al pasar por el canal del pezón. Incluso el recuento bacteriológico de la leche procedente de animales con mastitis es reducido, salvo excepciones (mastitis por Streptococcus agalactiae o Prototheca. Las causas de una elevación en el recuento bacteriológico de la leche suelen ser por bacterias ambientales. De manera que este parámetro supone un marcador de calidad higiénica con la que se mantienen los animales, con la que se realiza el ordeño, y del mantenimiento de las instalaciones y del circuito de ordeño.
Para asegurar una calidad higiénica de la leche en las explotaciones se atiende especialmente a estos tres puntos:

• Revisión del tanque de frío
• Revisión del protocolo de limpieza del equipo
• Revisión del diseño de la instalación (codos, líneas muertas, etc.)

El funcionamiento e higiene del tanque de leche de la granja es muy importante. Debe ser capaz de enfriar la leche a una temperatura de 4ºC en menos de una hora tras la finalización del ordeño y mantenerla a la misma temperatura hasta su recogida. La frecuencia de recogida de la leche es otro factor, ajustándose, siempre que es posible, a una recogida diaria, para que la leche no esté más de 24-36h en el tanque, en la explotación. El almacenamiento prolongado de la leche facilita el crecimiento de bacterias mesófilas, psicrófilas (capaces de crecer a temperaturas inferiores a
7ºC), que afectan la calidad organoléptica de la leche y a la conservación de los productos lácteos elaborados.
La limpieza del circuito del ordeño es un punto de radical importancia. En este proceso intervienen la acción mecánica, acción química, temperatura y tiempo. El lavado consta de la limpieza exterior, además de un ciclo de lavado de todo el circuito, una vez finalizado el ordeño, con un primer proceso de aclarado con agua templada (elimina el 90% del residuo que queda de la leche), un consiguiente lavado con detergente alcalino a una temperatura de más de 60ºC (lo que elimina la grasa y la proteína), un lavado posterior con ácido (elimina el depósito de mineral y reduce el pH lo que limita el crecimiento bacteriano), para finalizar con un aclarado final que arrastra todos los residuos de detergente. Los productos utilizados deben ser testados de manera que su eficacia esté asegurada.
Es importante igualmente que el circuito reduzca al máximo las distancias y curvas que dificultan el lavado. En ocasiones, para asegurar la turbulencia necesaria para el lavado la instalación cuenta con inyectores de aire, las piezas de goma (válvulas, pezoneras, junturas) deben reemplazarse con la frecuencia adecuada según el material y el número de ordeños que han sufrido. Un error frecuente era calcular la vida de las piezas de goma en tiempo y no en ordeños. Así pues se recomienda la renovación de las pezoneras de caucho cada 2.500 ordeños y de las de silicona, cada 5.000 ordeños.

2. Calidad sanitaria de la leche: recuento de células somáticas.
Las células somáticas de la leche son células del sistema inmunitario del animal (leucocitos) que pasan de la sangre a la ubre cuando tienen que hacer frente a una infección. De manera que el Recuento de Células Somáticas (RCS) de leche individual refleja si padece o no mastitis, mientras que el
RCS del tanque refleja el índice de infecciones intramamarias (mastitis) que presentan el rebaño. Además, sabemos que la leche con un menor RCS contiene más azúcar, grasa y proteína y menor cantidad de compuestos indeseables como enzimas lipolíticas y proteolíticas. El objetivo general para los productores es un RCS menor a 200.000 cél/ml de leche (ver tabla 1).
En general, los cuatro pilares básicos que determinan la aparición de mastitis y en los que se basa la prevención de las infecciones intramamarias son:

• La máquina de ordeño
• La rutina de ordeño
• El ambiente y bienestar animal
• El animal individual: mastitis, tratamiento y prevención a nivel “vaca”

La máquina de ordeño debe ordeñar a las vacas de la manera más eficaz posible sin causar daño a los tejidos mamarios.
Además, puede ser la fuente de transmisión de las infecciones de vaca a vaca si su mantenimiento no fuera el adecuado.
En la máquina de ordeño se realizan dos tipos de revisiones: la revisión estática y la dinámica. La revisión estática del equipo de ordeño tiene por objeto evaluar el funcionamiento y mantenimiento de los distintos componentes, mientras que la dinámica inspeccionar el funcionamiento de la máquina durante el ordeño, es decir, valora el funcionamiento conjunto de la máquina con las vacas que ésta debe ordeñar.

La rutina de ordeño es el conjunto de acciones que realiza el ordeñador en el proceso de extracción de la leche. Que esta rutina sea eficiente es esencial y para ello debe englobar una serie de acciones:
Preparar un ambiente tranquilo y relajado evitando un manejo nervioso de los animales a la entrada a la sala y durante el ordeño. Orden de ordeño correcto, uso de guantes desechables, preparado de la ubre del animal, evitar el uso de agua que moje la ubre completa; extracción de los primeros chorros o realización del test de California o California Mastitis Test (CMT). La información del CMT es muy valiosa, ya que nos hacemos una idea rápida y diaria de la prevalencia de mastitis que tiene el establo y que debe estar por debajo del 15-20%.
La utilización de predipping es otro punto clave en la rutina del ordeño; secado de los pezones con papel individual; adecuada colocación de la unidad de ordeño, no demorándose más de 90 segundos después de la estimulación de la ubre; baño posdipping y mantenimiento de las vacas recién ordeñadas en estación, al menos una hora tras el ordeño (administración de la comida justo tras el ordeño).

El ambiente y bienestar animal o “Cow Comfort” es un punto ahora muy de moda, pero en el que los profesionales del sector de producción lechera llevan trabajando ya años y es que hay relaciones bien claras: cuanto más limpio y confortable es el ambiente que rodea a las vacas menos estrés sufren los animales y a menos fuentes de infección se enfrentan, por lo tanto, menos enfermedades sufren, mayor es su producción láctea y mejor la calidad de la leche producida. El “tipo de cama” y diseño de la superficie sobre la que descansa la vaca cuando desea estar tumbada es muy importante. La ubre recibe la máxima irrigación sanguínea cuando el animal está tumbado, de manera que debemos maximizar este tiempo. Lo ideal es que una vaca esté tumbada 14 horas al día. Hay distintos tipos de diseños de camas. El más en boga actualmente, y ligado, según distintos trabajos, a una mayor salubridad de ubre son los cubículos.
En cuanto al estrés, la reducción del estrés por calor es un punto crucial en nuestro país, por lo que se incluyen sistemas de ventilación forzada así como aspersores en puntos estratégicos de muchas granjas. La vaca es un animal muy social y jerárquico, de manera que debemos evitar cambios de grupo que no sean absolutamente necesarios.
Igualmente, debemos tener en cuenta que la vaca, de media, es capaz de memorizar la relación con no más de 60-70 congéneres. Por lo tanto, grupos de mayor tamaño les provoca estrés y eleva la frecuencia de las luchas entre ellas. Las vacas prefieren las rutinas. Los ganaderos intentan protocolizar y rutinizar al máximo todas las actuaciones sobre los animales, para que éstos las acepten sin alterarse.
En general, un índice muy adecuado para valorar el bienestar de los rebaños es observarlos en momentos de reposo y comprobar que el porcentaje de vacas tumbadas supera al 80%.

En lo referente al animal individual: mastitis, tratamiento y prevención a nivel “vaca”, la incidencia de nuevas infecciones intramamarias en vacas de primer parto debe ser inferior al 5%, y en vacas multíparas inferior al 10%. La tasa de nuevas mastitis en vacas que estaban sanas no debe ser mayor al 10%.
Si la decisión es el tratamiento farmacológico, éste se instaura lo antes posible (mejora la tasa de curación) y el proceso se monitoriza y registra hasta su curación o fracaso. El tratamiento debe utilizarse ante los nuevos casos de mastitis. El tratamiento más frecuente consiste en la antibioterapia, normalmente, intramamaria. La elección del antibiótico, siempre bajo prescripción veterinaria, depende de los resultados del aislamiento y antibiograma, de las características del antibiótico y de la acción bacteriostática o bactericida del mismo.
Finalmente, y como parte del cumplimiento del último objetivo respecto a la Calidad de Leche (ningún problema de inhibidores), y continuando la línea de trabajo basada en la prevención, se ha prestado especial interés al desarrollo de vacunas. Sin embargo, debido a la gran variedad de patógenos y al escaso conocimiento de la inmunología específica de la glándula mamaria, los factores de virulencia y los mecanismos de patogénesis, hasta el momento, el éxito de las mismas es aún, limitado.

3. Inhibidores o Residuos antibióticos
El término inhibidor se refiere a toda sustancia presente en la leche, que disminuye o paraliza el crecimiento bacteriano en la metodología oficial de detección de residuos en la leche.
Los medicamentos veterinarios permitidos por legislación para la aplicación en animales de producción tienen definidos, por ley, lo que se denomina el Límite Máximo de Residuos (LMR). Esta cantidad es aquélla permitida por la legislación en un producto alimenticio, que no supone ningún riesgo toxicológico para la salud humana. En Europa está legislado mediante el reglamento comunitario Reglamento CEE 2377/90 y sus posteriores actualizaciones. Los productos farmacéuticos deben presentar el tiempo que debe transcurrir entre la última aplicación del producto sobre el animal, y el momento en el que los residuos del principio activo en los tejidos del animal tratado se encuentran por debajo del LMR. Este tiempo es el que se define como “tiempo de espera”.
Hay que tener en cuenta que el uso de medicamentos veterinarios en granja, ya sea de manera terapéutica o preventiva, es necesario e inevitable.
Realmente, para cumplir la legislación de bienestar animal, cuando un animal enferma se le debe tratar convenientemente, siempre bajo prescripción veterinaria. De manera, que una vez se ha tenido que tratar un animal, la manera de prevenir el riesgo de enviar leche al tanque con presencia de residuos es mediante el cuidado de los siguientes puntos clave que constituyen la rutina de la mayoría de las explotaciones bovinas:

• Planes de prevención sanitaria general: disminución de la incidencia de enfermedades.
• Tratamientos específicos, bajo prescripción veterinaria, siguiendo un uso racional de los medicamentos, según prospecto.
• Registro de todos los tratamientos y su evolución
• Identificación de animales tratados con pulseras, espray, cintas, etc. de colores.
• La rutina de ordeño correcta
• Retirada de calostro (5 días pp, Reglamento CE 1662/2006).
• Almacenamiento apropiado de los medicamentos
• Utilización de test “rápidos” de inhibidores sobre la leche de tanque en casos indicados.

La Calidad de la Leche es una disciplina de vital importancia para productores y veterinarios. Los programas de mejora de la calidad de la leche tienen por objeto la evaluación de los distintos factores de riesgo, el control de dichos factores, el establecimiento de las pautas de prevención y tratamiento adecuadas, así como la monitorización y control de los resultados de manera continua e indefinida. El éxito de estos programas requiere un nivel de comunicación entre el ganadero y el veterinario óptimo.
Los objetivos de los programas de Calidad de Leche redundan en la salud y bienestar de los animales, lo que a su vez, determina la máxima calidad de la leche y finalmente, una máxima rentabilidad de la explotación.
Este argumento es nuestro gran aliado, ya que hace que el objetivo del productor, del asesor en Calidad de Leche y del consumidor sea el mismo.

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