26 de diciembre de 2017

•Influencia sobre la salud

La leche de vaca es un alimento básico en la alimentación humana en todas las etapas de la vida. Su procesamiento industrial ha permitido el acceso generalizado a su consumo por parte de la población, lo que ha contribuido a mejorar notablemente su nivel de salud.
Desde el punto de vista de su composición, la leche es un alimento completo y equilibrado, que proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación con su contenido calórico, por lo que su consumo debe considerarse necesario desde la infancia a la tercera edad.
Los beneficios de la leche de vaca no se limitan exclusivamente a su valor nutricional, sino que se extienden más allá y constituyen un factor de prevención en determinadas patologías afluentes como son la enfermedad cardiovascular, algunos tipos de cáncer, la hipertensión arterial o en patología ósea o dental. Puede contribuir también en la lucha frente al sobrepeso y la obesidad infantil.

Leche y prevención de patologías

Leche y riesgo cardiovascular

Las enfermedades cardiovasculares pese a los avances en su tratamiento, son una causa importante de morbimortalidad en nuestro país. Producen 125.000 muertes anuales, lo que supone un 36% de todas las causas de defunción y más de 5 millones de estancias hospitalarias al año en España, convirtiéndose en la primera causa de muerte y hospitalización, con la cardiopatía isquémica en cabeza.
La dieta DASH, nacida del estudio “Dietary Aproaches
to Stop Hypertensión”, es hiposódica, rica en potasio, en frutas, verduras y lácteos bajos en materia grasa y pobre en carnes rojas. Esta intervención disminuía la presión arterial en 5,5 mm Hg y los niveles de colesterol LDL alrededor de un 7%, aunque reducía también el colesterol HDL. En un estudio publicado en 2010, se demostró que la adopción de la dieta
DASH disminuye el riesgo cardiovascular a 10 años vista, en un 18% en el grupo con HTA estadio I comparado con el grupo control. La dieta mediterránea, tradicional de nuestro país, guarda muchas coincidencias con la dieta DASH, fundamentalmente en el alto consumo en frutas y verduras, en la sustitución de las carnes rojas por pescado, y manteniendo los lácteos desnatados como una parte importante de la alimentación diaria.
En los últimos años han sido muchos los estudios publicados respecto a la dieta y a los lácteos desnatados como alimento importante de esta. Los estudios existentes son homogéneos en cuanto a sus resultados, y todos los metaanálisis disponibles sugieren que el consumo de lácteos tiene un pequeño efecto sobre la reducción global del riesgo de enfermedad coronaria y en ictus, tanto isquémico como hemorrágico, éste último probablemente relacionado con la reducción de la presión arterial. Además, las ingestas elevadas de proteínas lácteas, potasio, magnesio y calcio han sido relacionadas con una reducción del riesgo de ictus y cardiopatía isquémica.


Leche y prevención del cáncer

Aunque algunos estudios han sugerido que un alto consumo de leche puede aumentar el riesgo de cáncer, los estudios recientes sobre este tema proveen evidencia que sugiere que la ingesta recomendada de leche y productos lácteos es segura y, sobre todo, no parece aumentar el riesgo de cáncer. Sobre la base de una revisión sistemática de la literatura epidemiológica, el
World Cancer Research Fund y el American Institute
for Cancer Research concluyeron que existía una probable asociación entre la ingesta de leche y un menor riesgo de cáncer colo-rectal, una probable asociación entre las dietas altas en calcio y el aumento del riesgo de cáncer de próstata y una limitada evidencia de una asociación entre la ingesta de leche y un menor riesgo de cáncer de vejiga. Para otros tipos de cáncer, la evidencia era mixta o inexistente.

Leche y salud de huesos y dientes

Los hábitos dietéticos que comporten un consumo lácteo regular durante la infancia conducen a un buen contenido mineral del esqueleto en los años posteriores, incluso en las edades más avanzadas. Así, los niños entre 3 y 13 años que no presentan un consumo adecuado de leche muestran un balance negativo de calcio, con una menor densidad ósea y un mayor riesgo de fracturas en edades posteriores que sus controles.
Por otra parte, una ingesta alta de leche durante la adolescencia se ha asociado a un mayor contenido mineral óseo en la columna lumbar y en el radio durante la etapa del desarrollo en que se logra el pico de masa ósea. Se dispone de pruebas suficientes sobre la importancia de mantener un balance cálcico positivo durante la adolescencia, y también de que para alcanzar la máxima masa ósea que prevenga la enfermedad osteoporótica este, debe mantenerse hasta al menos 4 años después de finalizado el crecimiento longitudinal de los huesos.
El calcio y las proteínas presentes en la leche son, junto al flúor y otros elementos de la dieta, decisivos para alcanzar un buen desarrollo de las piezas dentarias y mantenerlas sanas. Pero otros componentes de la leche participan en el logro de la salud dental. Hay una gran cantidad de estudios que confirman que el consumo de leche ofrece un beneficio anticariogénico cuando se acompaña de una higiene oral correcta.

Leche y peso saludable

La población española vive una situación alarmante respecto al sobrepeso y la obesidad y la prevalencia ha ido en aumento durante los últimos años, no solo en la población adulta sino también entre la pediátrica, lo que ha convertido a la obesidad en un problema de salud pública de gran magnitud.
Numerosos estudios experimentales y epidemiológicos han demostrado que la ingesta diaria de calcio proveniente de los productos lácteos bajos en grasa es eficaz en la pérdida de peso, y que el metabolismo del calcio y, a lo mejor, de otros componentes de los productos lácteos, puede contribuir al balance de energía y por ello jugar un papel en el control del peso, mientras que algunos otros estudios no han podido establecer una relación significativa.
Estudios como el NHANES III, demostraron que las personas cuya ingesta de calcio estaba en los cuartiles superiores tienen un 85% menos de riesgo de desarrollar obesidad en comparación con el cuartil de menor consumo. También se relaciona una mayor ingesta de calcio a una mayor pérdida de peso corporal, de tejido adiposo y de disminución de grasa en la región abdominal. El calcio dietético, además, se une a los ácidos grasos del tracto gastrointestinal formando jabones de calcio evitando su absorción.

Leche, intolerancia a lactosa y alergia a proteínas

Dentro de la intolerancia a la leche se enmarcan distintas posibilidades, de las que la intolerancia a la lactosa y la alergia a las proteínas de la leche de vaca son las más frecuentes.
La prevalencia de cierta intolerancia a la lactosa en nuestro medio se ha estimado en un 13% en niños de 10 años y de cerca de un 40% en adultos. Los datos publicados son discordantes en función de la técnica utilizada para el diagnóstico, en especial en función de la cantidad de lactosa utilizada en la sobrecarga. Existe una gran variación interindividual en la tolerancia a la lactosa, lo que lleva a que sea el propio individuo quien autorregula la cantidad de lácteos que puede consumir.
El tratamiento de la intolerancia a la lactosa se centra en eliminar los síntomas al tiempo que se ayuda al paciente a adaptarse a una ingesta gradualmente mayor de lactosa. Los puntos clave son: reducir la cantidad de lactosa de la dieta (algunos lácteos fermentados contienen cantidades muy bajas o, incluso, ausentes y aumentan la capacidad enzimática), asegurar una ingesta suficiente de calcio y vitamina D. La disponibilidad de productos lácteos predigeridos (es decir, en los que se ha añadido lactasa previamente) ha facilitado mucho la dieta de estas personas.
La alergia a la proteína de leche de vaca es un cuadro que ocurre en lactantes y niños pequeños, con una frecuencia estimada mucho menor que el cuadro anterior, de alrededor del 2% de los lactantes. Los síntomas pueden empezar en las primeras semanas de vida y pueden manifestarse como síntomas cutáneos, respiratorios o gastrointestinales, o incluso manifestarse en más de un órgano o sistema. La mayoría (entre un 60 y un 75%) de los lactantes afectos son tolerantes a los dos años y la cifra de tolerantes aumenta más lentamente a partir de esa edad. El tratamiento se basa en eliminar la leche de vaca y los derivados lácteos de la dieta y su sustitución por preparados específicos como fórmulas hidrolizadas, fórmulas de soja y preparados elementales. La reintroducción debe ser realizada de forma escalonada y bajo supervisión médica.

Desde el punto de vista de su composición nutricional, la leche es un alimento completo y equilibrado, proporcionando un elevado contenido de nutrientes en relación al contenido calórico, por lo que su consumo a lo largo de la vida del ser humano, debe considerarse necesario e imprescindible desde la infancia hasta la tercera edad.
Las propiedades y beneficios de la leche de vaca no se limitan exclusivamente a su papel y valor nutricional si no que se extiende más allá y juegan un papel básico dentro del mundo de la salud y la medicina, constituyendo un factor de prevención de primer orden en las denominadas patologías afluentes como son enfermedades cardiovasculares, oncológicas, metabólicas, odontológicas y óseas.

A continuación comparto un documento elaborado por la FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE SOCIEDADES DE NUTRICIÓN, ALIMENTACIÓN Y DIETÉTICA (FESNAD) acerca de la evidencia científica sobre el papel del yogur y otras leches fermentadas en la alimentación saludable de la población española:

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